Controle el riesgo-Clave para invertir
Bolsa de valores
Es
necesario tener en cuenta que son muchísimas las variables que influyen en el
precio de un activo financiero y, por lo tanto, es imposible en la práctica
determinar con total certeza estas cuestiones. No podemos
estar seguros del precio futuro de
un activo.
porque
las variables que lo determinan son prácticamente infinitas. Aún el análisis
más detallado y profundo puede quedar invalidado por algún imponderable que
afecte a los mercados en general o a ese activo en particular.
Por
estas cuestiones resulta totalmente necesario contar con un adecuado sistema de control de riesgos. La clave es entender que siempre existe la
posibilidad de que una operación no funcione como es deseable y que el inversor inteligente tiene que tener un
plan que le permita gestionar los
riesgos para que las pérdidas en ese caso no sean demasiado excesivas.
Cuando
toma decisiones bien fundamentadas, en el largo plazo es más el dinero que se
gana que el que se pierde. sin embargo, si analizamos una sola operación
individual son muchísimos los factores que podrían generar resultados
negativos.
Por
lo tanto, resulta esencial tener un
sistema de gestión de riesgos que evite resultados que puedan reducir de
manera considerable el capital del operador. La clave es proteger el capital para tenerlo disponible y
trabajando cuando el viento sopla a favor.
Las
ventajas psicológicas de un sólido sistema de gestión de riesgos son tan
importantes como sus efectos monetarios. Saber que uno está protegido ante
problemas graves genera la confianza y tranquilidad necesarias para tomar
mejores decisiones con la mente despejada y confiando en la viabilidad de la
estrategia en el largo plazo.
Una
herramienta fundamental del control de riesgos es la utilización de órdenes de stop loss.
Estas
pueden colocarse automáticamente en la plataforma antes de comprar un activo y
determinan en qué circunstancia se va a generar una orden de cierre de la
posición en caso de que los precios se muevan en su contra. El ejemplo típico
es una orden de vender un activo comprado en caso de que baje de determinado
precio.
Con
la utilización de órdenes de stop loss,
que también pueden aplicarse para proteger
las ganancias y no sólo para limitar las pérdidas, resulta mucho más
sencillo tener en claro cuál es el riesgo del portafolio en sus diferentes
posiciones.
Una
sana costumbre radica en colocarlas en el mismo momento en que se ponen las
órdenes para entrar. Esto no solo ayuda a construir el hábito de proteger el
capital del inversor en todas las operaciones sino que, además, nos obliga a pensar en diferentes
escenarios negativos y a evaluar
mejor los riesgos. También es una buena idea la utilización de órdenes de stop loss automáticas y
colocadas al mismo momento de ingresar en la posición porque evita que tenga
que tomar decisiones en momentos de estrés cuando el mercado se mueve en su
contra.
Los peores errores suelen cometerse
cuando estamos cansados, preocupados y tenemos poco tiempo
para evaluar la decisión, con lo cual este tipo de órdenes puestas de antemano
mejoran la eficiencia en la toma de decisiones.
Otra
herramienta de vital importancia es la diversificacióndel portafolio. Lo ideal es construir
una estrategia que no tenga demasiada concentración en activos específicos
y que, además, la correlación entre los componentes del portafolio sea lo más
baja posible.
Tener un portafolio muy concentrado
expone al inversor a riesgos que pueden ser más altos
de los que se imaginan a primera vista. Tengamos en cuenta, por ejemplo, lo que sucedió con las
acciones de muchos bancos durante la crisis financiera de 2008, o la
experiencia del gigante energético Enron que falsificó sus reportes financieros
perjudicando enormemente a sus accionistas.
Estamos
hablando en estos casos de empresas grandes y muy conocidas y, sin embargo, las
pérdidas para quien hubiera tenido un alto porcentaje de su portafolio en
alguna de estas empresas podrían haber sido de gravedad considerable. Obviamente,
los riesgos de un evento de este tipo aumentan cuando consideramos compañías
más pequeñas y con menor trayectoria.
Por
eso, se recomienda que, en general, ninguna participación debiera ser
excesivamente grande dentro del portafolio de un inversor. Dependiendo del riesgo de los activos en cuestión, se recomienda
destinar un porcentaje máximo del portafolio de entre el 2,5 y 5% del total
en un solo activo. Estas consideraciones son especialmente válidas para
acciones individuales que pueden tener niveles de volatilidad muchos más altos
que los instrumentos diversificados como los EtF.
Otro
aspecto a tener en cuenta es que la volatilidad
del portafolio disminuye cuando los activos están menos correlacionados
entre sí. Este es el grado en el cual dos o más instrumentos tienden a moverse
en el mismo sentido y magnitud al mismo tiempo.
Los
activos que pertenecen al mismo sector económico o que tienen niveles de riesgo
similar generalmente tienen una alta correlación entre sí, con lo cual no
agregan demasiado a la estabilidad del portafolio.
Si
tenemos una cartera compuesta íntegramente por acciones petroleras, por ejemplo, aunque el porcentaje
destinado a cada una sea moderado, las fluctuaciones en los precios del petróleo van a afectar seguramente a todas de manera
similar, con lo cual nuestra cartera estará expuesta a altos niveles de volatilidad y una fuerte dependencia de los
precios del petróleo.
Si
en cambio combinamos estos papeles con
otros de consumo masivo y con bonos de bajo riesgo, por ejemplo, logaremos
más estabilidad a medida que las caídas en el precio del crudo afectarían sólo
a una parte del portafolio, mientras que el resto podría mantenerse inmune frente a ese factor.
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