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viernes, 26 de febrero de 2016

Controle el riesgo-Clave para invertir Bolsa de valores


Es necesario tener en cuenta que son muchísimas las variables que influyen en el precio de un activo financiero y, por lo tanto, es imposible  en  la  práctica  determinar  con  total certeza estas cuestiones. No podemos estar seguros del precio futuro de un activo.

porque las variables que lo determinan son prácticamente infinitas. Aún el análisis más detallado y profundo puede quedar invalidado por algún imponderable que afecte a los mercados en general o a ese activo en particular.

Por estas cuestiones resulta totalmente necesario contar con un adecuado sistema de control de riesgos. La clave es entender que siempre existe la posibilidad de que una operación no funcione como es deseable y que el inversor inteligente tiene que tener un plan que le permita gestionar los riesgos para que las pérdidas en ese caso no sean demasiado excesivas.

Cuando toma decisiones bien fundamentadas, en el largo plazo es más el dinero que se gana que el que se pierde. sin embargo, si analizamos una sola operación individual son muchísimos los factores que podrían generar resultados negativos.

Por lo tanto, resulta esencial tener un sistema de gestión de riesgos que evite resultados que puedan reducir de manera considerable el capital del operador. La clave es proteger el capital para tenerlo disponible y trabajando cuando el viento sopla a favor.

Las ventajas psicológicas de un sólido sistema de gestión de riesgos son tan importantes como sus efectos monetarios. Saber que uno está protegido ante problemas graves genera la confianza y tranquilidad necesarias para tomar mejores decisiones con la mente despejada y confiando en la viabilidad de la estrategia en el largo plazo.
Una herramienta fundamental del control de riesgos es la utilización de órdenes de stop loss.

Estas pueden colocarse automáticamente en la plataforma antes de comprar un activo y determinan en qué circunstancia se va a generar una orden de cierre de la posición en caso de que los precios se muevan en su contra. El ejemplo típico es una orden de vender un activo comprado en caso de que baje de determinado precio.

Con la utilización de órdenes de stop loss, que también pueden aplicarse para proteger las ganancias y no sólo para limitar las pérdidas, resulta mucho más sencillo tener en claro cuál es el riesgo del portafolio en sus diferentes posiciones.

Una sana costumbre radica en colocarlas en el mismo momento en que se ponen las órdenes para entrar. Esto no solo ayuda a construir el hábito de proteger el capital del inversor en todas las operaciones sino que, además, nos obliga a pensar en diferentes escenarios negativos y a evaluar mejor los riesgos. También es una buena idea la utilización de órdenes de stop loss automáticas y colocadas al mismo momento de ingresar en la posición porque evita que tenga que tomar decisiones en momentos de estrés cuando el mercado se mueve en su contra.


Los peores errores suelen cometerse cuando estamos cansados, preocupados y tenemos poco tiempo para evaluar la decisión, con lo cual este tipo de órdenes puestas de antemano mejoran la eficiencia en la toma de decisiones.

Otra herramienta de vital importancia es la diversificacióndel portafolio. Lo ideal es construir una estrategia que no tenga demasiada concentración en activos específicos y que, además, la correlación entre los componentes del portafolio sea lo más baja posible.

Tener un portafolio muy concentrado expone al inversor a riesgos que pueden ser más altos de los que se imaginan a primera vista. Tengamos en cuenta, por ejemplo, lo que sucedió con las acciones de muchos bancos durante la crisis financiera de 2008, o la experiencia del gigante energético Enron que falsificó sus reportes financieros perjudicando enormemente a sus accionistas.

Estamos hablando en estos casos de empresas grandes y muy conocidas y, sin embargo, las pérdidas para quien hubiera tenido un alto porcentaje de su portafolio en alguna de estas empresas podrían haber sido de gravedad considerable. Obviamente, los riesgos de un evento de este tipo aumentan cuando consideramos compañías más pequeñas y con menor trayectoria.

Por eso, se recomienda que, en general, ninguna participación debiera ser excesivamente grande dentro del portafolio de un inversor. Dependiendo del riesgo de los activos en cuestión, se recomienda destinar un porcentaje máximo del portafolio de entre el 2,5 y 5% del total en un solo activo. Estas consideraciones son especialmente válidas para acciones individuales que pueden tener niveles de volatilidad muchos más altos que los instrumentos diversificados como los EtF.

Otro aspecto a tener en cuenta es que la volatilidad del portafolio disminuye cuando los activos están menos correlacionados entre sí. Este es el grado en el cual dos o más instrumentos tienden a moverse en el mismo sentido y magnitud al mismo tiempo.

Los activos que pertenecen al mismo sector económico o que tienen niveles de riesgo similar generalmente tienen una alta correlación entre sí, con lo cual no agregan demasiado a la estabilidad del portafolio.

Si tenemos una cartera compuesta íntegramente por acciones petroleras, por ejemplo, aunque el porcentaje destinado a cada una sea moderado, las fluctuaciones en los precios del petróleo van a afectar seguramente a todas de manera similar, con lo cual nuestra cartera estará expuesta a altos niveles de volatilidad y una fuerte dependencia de los precios del petróleo.


Si en cambio combinamos estos papeles con otros de consumo masivo y con bonos de bajo riesgo, por ejemplo, logaremos más estabilidad a medida que las caídas en el precio del crudo afectarían sólo a una parte del portafolio, mientras que el resto podría mantenerse inmune frente a ese factor.

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