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martes, 8 de marzo de 2016


Como un Antiguo Relato Bíblico nos Enseña a crecer como persona
Quiero contarte un antiguo relato extraído de la Biblia. La historia cuenta, cómo después de escapar de Egipto, el pueblo de Israel y deambulo por el desierto durante cuarenta años. Después haber pasado toda una generación habitando lugares desérticos, se vieron justo frente a la frontera de lo que sería su nuevo hogar, la anhelada tierra prometida de Canaán. En ese momento, Moisés, líder escogido por Dios, selecciono a doce jóvenes exploradores de cada una de las doce tribus de Israel para que investigasen este nuevo lugar. Aconteció que después de esperar varios días, los doce exploradores regresaron al campamento donde habitaba el pueblo de Israel, llevando con consigo nuevas noticias.

El pueblo se alegró al ver a los doce jóvenes sanos y salvos. Entonces el pueblo les pregunto, ¿qué era lo que habían visto? Diez de los doce jóvenes, respondieron “vimos una tierra en exceso hermosa, fértil y abundante en riquezas. Pero nos va ser imposible conquistarla, vimos que en aquel lugar habitan gigantes en los valles, estos viven en ciudades fortificadas, además, nuestros enemigos los amalecitas viven al sur y en las montañas otras tribus fuertes. Así que no nos molestemos en ir hacia ese lugar”. A pesar de esto, solo Caleb y Josué los exploradores restantes, trajeron un informe alentador acerca de su incursión a la tierra prometida, asegurando que era posible derrotar a los enemigos si todos se unían.

(Puedes buscarlo y leerlo) Libro de Números, capítulo 13, versículo 33, dice: "Vimos allí también a los gigantes (los hijos de Anac son parte de la raza de los gigantes); y a nosotros nos pareció que éramos como langostas; y así parecíamos ante sus ojos."

Si analizamos muy bien este relato, encontraremos una gran enseñanza. Cada persona que quiera un crecimiento personal o espiritual debe acordarse de este relato. Los diez exploradores que trajeron el informe de Canaán según su apreciación, se veían así mismo como langostas, pequeños e insignificantes.

Si tú no reconoces tú propio valor, los demás tampoco lo van a reconocer. Si tú no entiendes tu grandeza, las capacidades que tienes y las herramientas que posees para superarlo todo, si no comprendes eso, los demás tampoco lo harán. Si te ves a ti mismo como una persona incapaz, débil, desafortunada y pobre, las demás personas verán eso mismo en ti.


Según la Cábala (el estudio de la Torá) el alma tiene tres vestidos. El más importante de todos es el pensamiento, después viene la palabra y por último, la acción. Y todos tres se encuentran interconectados. Todas las cosas que piensas, en determinado momento saldrán de tu boca y todo lo sale de tu boca, llegará el día en el cual las vas hacer realidad, actuando con hechos. He aquí la importancia de los pensamientos que introduces en tu cabeza.





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