En
rigor, existen tantas estrategias como
inversores en el mundo, dado que cada uno deberá ajustar sus políticas a
sus necesidades concretas en determinado momento. Sin embargo, podemos señalar
que existen algunas clases que son bastante diferentes y que forman un buen
marco conceptual para entender las alternativas existentes. Inversores de portafolio.
Esta
clase de estrategias suele
ser la más conservadora
y tradicional. Principalmente, consiste en seleccionar una determinada
distribución del portafolio en clases de activos: bonos de alto y bajo riesgo,
acciones de países desarrollados, emergentes etc. Los inversores de menor tolerancia al riesgo le darán mayor asignación
a los más seguros y viceversa. En
general, no seleccionan activos individuales, sino que tiende a utilizar
instrumentos como los EtF o los fondos
de inversión para tener una cartera ampliamente diversificada.
Tienden
a tener una baja rotación en su cartera y realizan rebalanceos periódicos como
máximo una vez por mes. Para agregarle algo de flexibilidad, se reposicionan en
forma táctica. Este es un esquema mixto
que no es tan pasivo como la administración tradicional pero tampoco tan activo
como las más dinámicas. En estos casos se define un rango de porcentaje para
cada clase de activos en el portafolio.
Podríamos decir, por ejemplo, que el
porcentaje correspondiente a acciones va a estar entre un 30% y un 60% del total. Una vez definidos estos rangos, se permite
cierta discrecionalidad dentro de los límites establecidos. Si el inversor
considera que es un buen momento para invertir en ellas estará seguramente más
cerca del 60 que del 30%.
Selección de Activos.
A
diferencia de los inversores de portafolio, esta clase de operadores no se
enfoca tanto en el tipo de activos sino que busca activos individuales para
colocar su capital. Mientras que el de portafolio decidirá qué porcentaje de su
cartera destinar a acciones de empresas tecnológicas, el seleccionador se
pregunta.
Si
comprar o no acciones de una determinada empresa en el sector tecnológico.
Tradicionalmente,
éstos se dedican mucho a los papeles individuales, y utilizan el análisis
fundamental para determinar cuáles son las acciones (o CFDs de acciones) que presentan las mejores
perspectivas de inversión. En los últimos años, sin embargo, muchos de ellos
han incrementado el uso de otros instrumentos como divisas o EtF para ampliar
su operatoria.
Incluso
dentro de los que se manejan principalmente
con acciones individuales existen muchas diferencias de estilo que pueden
llevarlos a tomar decisiones radicalmente diferentes e incluso tener posiciones
opuestas acerca de si las acciones de determinada empresa son o no una buena oportunidad.
Algunos
prefieren las acciones de crecimiento; aquellas compañías que tienen los
productos o servicios más innovadores y
la capacidad de incrementar a un veloz ritmo sus ventas y ganancias para
los próximos años. Suelen ser los que se enfocan en negocios con un alto
componente tecnológico.
Otros
prefieren, en cambio, las compañías seguras y estables, con un sólido historial
de buenos resultados y una amplia trayectoria atravesando sin problemas las
dificultades de su industria y los períodos económicos adversos. Generalmente,
apuntan a compañías con gran tamaño y una posición de mercado dominante.
También,
quienes buscan comprar aquellas acciones
que nadie más desea en ese momento, apostando a que el mercado exagera la gravedad
de sus problemas y que, con el paso del tiempo, se demostrará que estaban
subvaluadas.
Esta
clase de inversores está siempre a la búsqueda de los activos cuyo precio haya
caído considerablemente; por ejemplo
una empresa que está enfrentando problemas legales u otra cuyo valor haya caído
por los problemas económicos del país en el cual lleva adelante sus
operaciones.
Traders
Esta
clase de operadores se apoya principalmente en el análisis técnico para la toma
de decisiones. Generalmente operan productos que permitan altos niveles de apalancamiento como las divisas, los
futuros o los CFDs. El plazo de sus operaciones puede ser de lo más variado, desde varios meses hasta unos pocos minutos.
Algunos
de estos operadores se dedican a un solo producto; por ejemplo, hay muchos que
realizan operaciones intradiaras con
los futuros del índice S&P 500. Otros tienen mayor flexibilidad como
sucede, por ejemplo, con la enorme comunidad de traders que se dedica a operar
con diferentes cruces del mercado de divisas.
También,
existen otros que seleccionan entre diferentes clases de activos según cual les
parezca que presenta las mejores oportunidades en un momento determinado, y
pueden tener portafolios compuestos por las más diversas clases de activos en
función de su conveniencia.
A
su vez, podríamos diferenciar entre
operadores discrecionales y los que se basan en reglas predeterminadas. Los
primeros son los que dejan la puerta abierta a diferentes posibilidades según
como evalúen la situación de cada activo en un momento particular. Los
segundos, en cambio, siguen reglas fijas para entrar o salir de sus posiciones
siguiendo, por ejemplo, modelos como los de cruces de medias móviles.
Como
habitualmente operan con altos niveles
de apalancamiento, les resulta muy importante contar con un sólido sistema de control de riesgos que
limite las pérdidas en caso de que los mercados se les muevan en contra.
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