Formas de operar en índices
Otra
de las tendencias de mayor crecimiento en
el mundo de las inversiones modernas es el cada vez mayor uso de índices por parte de diferentes clases de inversores. Estos han ganado gran popularidad
recientemente en base a muchas ventajas importantes. Sin embargo, conviene
aclarar algunos conceptos importantes
que a veces confunden a los inversores.
En
primer lugar, un índice es una especie
de promedio, una forma de estimar el
retorno de un grupo de activos en particular durante un período
determinado. Como tal, no es otra cosa que un cálculo teórico, un número
puramente conceptual.
Ese
cálculo de niveles y promedios puede hacerse sobre diferentes clases de acciones (de diferentes
tamaños y clases, en diferentes sectores y de diversos países y regiones) o
sobre otros activos como bonos de diversa categoría, commodities e incluso
monedas.
Hoy
en día es posible invertir en índices
mediante una diversa gama de instrumentos. El S&P 500, por ejemplo, que
replica el retorno de 500 grandes compañías estadounidenses, puede “comprarse”
mediante EtF, CFDs, CFDs de EtF o contratos
a futuros además de otros mecanismos sofisticados. Esta disponibilidad de
instrumentos seguramente ha favorecido su crecimiento.
Además,
tienen algunas ventajas importantes sin las cuales sería difícil explicar su
vertiginoso crecimiento. En primer lugar, facilitan la implementación de estrategias particulares del estilo:
invertir en acciones de países emergentes, o en empresas de energía solar o en
bonos de alto rendimiento. Pero además lo hacen reduciendo los riesgos.
Uno
puede pensar por ejemplo que la
energía solar tiene un brillante futuro por delante, y sin embargo es muy diferente
ese concepto a estar dispuesto a elegir una acción o grupo de acciones en
particular. Mediante la utilización de
índices resulta mucho menos costoso y más eficiente seleccionar un amplio
grupo de empresas representativas de
alguna idea de operación en particular como, por ejemplo, compañías ligadas al
negocio de la energía solar.
Además,
ayudan a reducir la volatilidad de la
cartera. Dado que un grupo de acciones suele presentar un riesgo más bajo
que las acciones individuales, es menos probable que sufran movimientos
bruscos. En definitiva, agregan
posibilidades y ayudan a reducir los riesgos.
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